Es habitual que una vez el paciente se encuentra en la sala de espera un dentista comienza ese estado de nerviosismo, pero ¿sabemos realmente cuales son los factores por los que se produce?
Actualmente y gracias a los avances médicos la visita a un odontólogo se ha convertido en algo menos traumática. Este es uno de los factores más importantes por los que los pacientes son menos reacios a acudir a su consulta, olvidando los agresivos recursos antiguamente empleados.
En la actualidad se están generalizando geles anestésicos y el uso de óxido nitroso para la sedación del paciente, evitando en muchas ocasiones la anestesia por medio de dolorosas inyecciones.
En algunas ocasiones no es necesaria una visita previa y traumática para padecer este miedo, y se transmite de padres a hijos de manera hereditaria y no objetiva.
También son conocidas investigaciones en las que aseguran que otro de los factores es el pudor, al considerar el paciente su boca como una cavidad intima e invadida por el dentista.
Curiosamente, según varios estudios son los niños los que padecen en menor medida este miedo, ya que en muchas ocasiones sus visitas al dentista se centran en pequeñas revisiones para verificar el estado una ortodoncia ya realizada con anterioridad o para revisar que su salud bucodental se encuentre de manera óptima.